El entorno empresarial ofrece una amplia gama de oportunidades y beneficios. Sin embargo, también presenta riesgos, especialmente cuando se trata de la propiedad inmobiliaria. Las sociedades que poseen bienes inmuebles, a pesar de los muchos beneficios asociados, pueden encontrar que sus propiedades se vuelven blancos de fraudes y estafas.  

 Las prácticas maliciosas, que abarcan desde la creación de títulos de propiedad falsos hasta maniobras que buscan desposeer a las sociedades de sus activos, son más comunes de lo que podríamos pensar. Estos actos pueden ser perpetrados tanto por actores externos como, lamentablemente, por individuos dentro de la misma organización que buscan beneficiarse a expensas de la sociedad. 

A menudo, las tácticas fraudulentas son sofisticadas y se llevan a cabo con una meticulosidad que dificulta su detección temprana. Por ejemplo, la falsificación de documentos legales o la simulación de transacciones pueden ser realizadas con un grado de profesionalismo que, a primera vista, parecen legítimas. Sumado a esto, la manipulación de registros o la usurpación de identidad de representantes legales amplía aún más el espectro de amenazas. 

Por lo tanto, en el entorno guatemalteco, donde la propiedad inmobiliaria es tanto un activo valioso como un blanco potencial, es esencial que las sociedades se armen con el conocimiento y las herramientas necesarias para proteger sus inversiones. Anticiparse a los posibles riesgos, estar informado sobre las modalidades de fraude más comunes y conocer los mecanismos de defensa y respuesta disponibles son pasos iniciales vitales en esta dirección. Solo a través de una preparación adecuada y una vigilancia constante, las sociedades pueden aspirar a salvaguardar su patrimonio inmobiliario.  

El panorama actual: La vulnerabilidad de los bienes inmuebles de sociedades 

La propiedad inmobiliaria, tradicionalmente considerada una inversión segura y sólida, ha experimentado desafíos significativos en los últimos años. El avance tecnológico, si bien ha proporcionado herramientas para simplificar y mejorar la administración y comercialización de propiedades, también ha ofrecido a los delincuentes nuevas vías para perpetrar fraudes con una sofisticación antes impensable. 

En el contexto corporativo actual, es alarmantemente común que las empresas descubran que han sido víctimas de delitos que comprometen la titularidad de sus activos inmobiliarios. Esta realidad se ha acentuado debido a la capacidad de algunos malhechores de expertamente replicar y falsificar documentos legales, aprovechando posibles carencias en los sistemas de registro y control. 

Más allá de los falsos representantes legales, otros métodos incluyen la falsificación de firmas, la manipulación de sellos notariales e incluso la creación de documentos ficticios que simulan ser respaldados por entidades legales legítimas. En algunas ocasiones, los perpetradores incluso operan en colusión con profesionales sin escrúpulos dentro del mismo ámbito jurídico. 

Estos actos delictivos no solo traducen en pérdidas monetarias directas para las empresas, al perder propiedades que a menudo representan inversiones significativas, sino que también desencadenan una serie de repercusiones colaterales. La confianza de los inversores y socios puede verse dañada, la reputación corporativa puede sufrir daños a veces irreparables y, en consecuencia, la estabilidad financiera y operativa de la sociedad puede verse seriamente amenazada. 

Dada la magnitud de estos riesgos, es indispensable que las sociedades estén alerta, se informen y adopten medidas proactivas para proteger sus activos inmobiliarios. La prevención, en este caso, es mucho más que una simple estrategia, es una necesidad ineludible.  

Inmovilización de bienes inmuebles 

Uno de los mecanismos más efectivos y recomendados para proteger los bienes inmuebles de una sociedad en Guatemala es la inmovilización de estos bienes en el Registro General de la Propiedad (RGP). Esta medida impide que los bienes inmuebles registrados sean vendidos o gravados sin el consentimiento expreso del propietario, sirviendo como un escudo contra robos, estafas o despojos. La inmovilización de los bienes inmuebles puede hacerse en línea o de forma personal, detallándose a continuación los pasos necesarios para cada trámite:  

 Proceso en línea: 

  • Preparativos: El propietario debe presentar un memorial ante las oficinas del RGP, con firma y huella legalizadas por un notario. Este documento debe entregarse en original y duplicado. 
  • Digitalización: Luego, el documento escaneado (en formato PDF) debe ser firmado electrónicamente por el notario usando su firma electrónica avanzada. 
  • Presentación y pago: En el portal en línea del RGP, se debe completar el formulario y cargar el documento digitalizado. Una vez hecho esto, se generará un código para el pago de Q.160.00 por bien inmueble, que puede realizarse en cualquier agencia Banrural o a través de Banrural Virtual. 

 Proceso presencial: 

  •  Documentación: Similar al proceso en línea, el propietario debe presentar un memorial en las oficinas del RGP, con firma y huella dactilar legalizadas por un notario. 
  •  Verificación biométrica (opcional): Si el propietario desea una inmovilización biométrica, se pueden registrar sus huellas digitales directamente en las oficinas del RGP sin costo adicional. 
  •  Pago: El arancel por inmovilización es de Q.160.00 por bien inmueble, que se paga en Banrural. 

 Un paso hacia la seguridad jurídica 

Asegurar activos tangibles como la propiedad inmobiliaria es una tarea primordial. Estos bienes, que a menudo representan un valor significativo dentro del patrimonio de la sociedad, pueden ser el blanco de individuos y entidades con intenciones fraudulentas. No se trata solo de proteger el valor material, sino también el valor simbólico y estratégico que estos activos representan para la sociedad. 

La inmovilización de bienes inmuebles es una herramienta invaluable en este escenario. A través de este mecanismo, las sociedades no solo crean un obstáculo para aquellos que buscan perpetrar fraudes, sino que también envían un mensaje claro sobre su compromiso con la integridad y la transparencia. Esta medida, sumada a una diligencia debida constante y a una gestión informada, es el camino a seguir para fortalecer la confianza de los accionistas, inversionistas y demás stakeholders en la sociedad. 

Rodolfo Salazar
Socio
Guatemala
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