El año pasado Costa Rica se posicionó como el segundo país en Latinoamérica en la exportación de dispositivos médicos, y si por la víspera se saca el día, en el año en curso, nuevamente el país estará en la cabecera de esta industria en la región. Las cifras durante el primer trimestre del 2023 indican que los dispositivos médicos continúan siendo el principal producto de exportación costarricense. En la última década, nuestro país logró un salto en las exportaciones de $1300 millones a $3935 millones, colocándonos así solamente detrás de México en el área. 

El posicionamiento del país como líder en esta industria no ha sido casualidad, sino el resultado del trabajo conjunto del sector público y privado. Las primeras empresas que se establecieron en el país estaban enfocadas en la manufactura y exportación de dispositivos médicos descartables, que tenían un valor unitario bajo. Gracias a una clara política de atracción de inversión extranjera directa, en el 2008 llegó la primera empresa esterilizadora y con ella se abrió la posibilidad de captar un nuevo grupo de fabricantes de este tipo de dispositivos (instrumentos quirúrgicos y médicos, dispositivos terapéuticos y equipo de capital).  

En los últimos años, Costa Rica ha visto un crecimiento acelerado en su posicionamiento en la cadena de valor y esto ha generado las sinergias necesarias para la conformación de un robusto clúster de dispositivos médicos, que no solo cuenta con empresas transnacionales sino también con empresas cien por ciento costarricenses. En el país están establecidas más de setenta empresas de la industria de ciencias de la vida y de estas, trece corresponden a las principales productoras de dispositivos médicos originales a nivel mundial. Más de cien empresas son proveedoras locales de las empresas fabricantes y dentro de estas, cincuenta son de origen nacional.  

El trabajo desarrollado por el país en la atracción y retención de este tipo de empresas, el talento humano bilingüe, la incorporación de estándares internacionales en nuestro ecosistema local y el enfoque de clúster, han hecho que tengamos las condiciones necesarias para que la consolidación de estas empresas en el país alcance un nivel de madurez óptimo. Hacia futuro, tenemos el reto de continuar ascendiendo en la cadena de valor y atraer más proyectos de investigación y desarrollo, así como lograr que más empresas nacionales logren encadenarse a esta industria, ofreciendo sus bienes y servicios, pero también innovando y creando. 

Es un momento interesante para este proyecto país que tantos réditos le ha generado en materia de empleo y en el desarrollo de capacidades y conocimiento. La agenda de desarrollo necesariamente deberá de apuntar a la creación de nuevas oportunidades para afianzar la lista de proveedores de las empresas ya establecidas, mejorar su clima de inversión y promover los espacios para el establecimiento de proyectos cada vez más retadores que combinen investigación, tecnología, análisis de datos, biotecnología, robótica, entre otros. Costa Rica tiene el panorama perfecto para que estas empresas continúen creciendo por muchos años más.