El sector de ciencias de la vida ha sido uno de los que se ha visto más impactado a raíz de la COVID-19, ese impacto se ha dado en dos vías; en la parte positiva, ciertos productos y dispositivos experimentaron una demanda totalmente inesperada en el último año y, por lo tanto, generaron el crecimiento del sector. En el lado negativo, la pandemia generó la interrupción de proyectos de investigación y desarrollo no relacionados con la pandemia y ahora es fundamental recuperar el tiempo perdido. Lo cierto es que, a pesar de los retos, más de un año después de la declaratoria de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud, el sector de ciencias de la vida se ha posicionado como uno de los de mayor importancia y será de los que lleven la delantera en la etapa de crecimiento económico en la fase de recuperación.

Son muchas las aristas del crecimiento de ciencias de la vida, desde aquellos aspectos relacionados con la telemedicina y la necesidad de acelerar los avances en esa área, hasta puntos más elementales como el abastecimiento de insumos y dispositivos propios de la industria. Para dar un ejemplo, alrededor del 80% de los ingredientes farmacéuticos provienen de China e India, lo que hace que países productores como Estados Unidos dependan fuertemente de esos lugares como fuente de abastecimiento. Existe por lo tanto una necesidad urgente de diversificar las cadenas de abastecimiento y generar movimientos de nearshoring o reshoring para estos insumos.

El COVID-19 dejó como gran aprendizaje para las compañías de ciencias de la vida la importancia de tener cadenas de abastecimiento diversas y conocer de antemano los riesgos que sus proveedores pueden enfrentar, así como la relevancia de poder analizar rápidamente datos para poder ser eficientes en la toma de decisiones. Estas dos lecciones, se convierten para países como Costa Rica en áreas de oportunidad para los años venideros, pues se espera que un importante porcentaje de inversión continúe reubicándose y que las compañías continúen avanzando hacia la digitalización.

Costa Rica ha venido trabajando desde hace mucho en ser uno de los principales destinos para el establecimiento de compañías del área de ciencias de la vida, lo que le ha permitido atraer 12 de las 30 principales compañías de medtech del mundo. El país cuenta con un importante grupo de actores del sector (más de 70 empresas multinacionales). Los dispositivos médicos son el principal producto de exportación del país, representan más de una cuarta parte de las exportaciones totales de Costa Rica y de estas exportaciones, el 53,9% se realizan dentro del régimen de zonas francas. El monto de las exportaciones de dispositivos médicos durante el año 2020 fue de 3.445 millones de dólares (fuentes: CINDE y COMEX).

Estos factores, sumados a la experiencia de las operaciones costarricenses en el sector tecnología y áreas como análisis de datos, robótica, internet de las cosas e investigación y desarrollo, nos colocan en una posición de éxito para albergar nuevas operaciones o el crecimiento de las operaciones existentes. En la medida en que Costa Rica pueda seguir apostando por la Inversión Extranjera Directa de este tipo y trabajando en mejorar su competitividad y reducir la brecha digital, podremos aprovechar la ola de crecimiento del sector de ciencias de la vida.