Durante el desarrollo de la pandemia COVID-19, en El Salvador, al igual que en muchos países, se han vivido momentos de incertidumbre, aunados a medidas de confinamiento estrictas que nos limitaron prácticamente en su totalidad nuestra circulación. Se emitieron normativas que limitaban la actividad económica ya que no estaba permitido que la mayoría de los rubros económicos continuaran prestando servicios, y únicamente dejaron a disposición los negocios que tenían como finalidad la prestación de servicios esenciales como supermercados, bancos y farmacias.

Gracias a todo lo anterior nos vimos obligados a familiarizarnos a un más con la tecnología para mantenernos comunicados y tratar la manera de desarrollar nuestras actividades diarias de forma “normal”.

Herramientas como Zoom, Google Meet, Microsoft Teams , entre otras, se volvieron nuestras aliadas para poder continuar trabajando a la distancia y nos dimos cuenta que muchas funciones que desempeñábamos desde los centros de trabajo, perfectamente los podíamos realizar desde casa , nos vimos obligados a la desconexión del “espacio físico” que era nuestra oficina y nos trasladamos a nuestro espacio personal para encaminarnos en el “teletrabajo”.

Consideramos que la pandemia nos volvió más organizados con nuestro tiempo, ya que al trabajar desde casa se volvió necesaria la comunicación constante con nuestros equipos de trabajo que quizás cuando estábamos de forma “presencial” no teníamos. Ahora manejamos todo conforme una agenda, y se procura seguirla tal cual, llevamos un mejor control de nuestras reuniones o pendientes y buscamos ser más efectivos con nuestro tiempo y metas a pesar de que tenemos algunos distractores en casa. Lo ideal para lograr adaptarse, es buscar un espacio en el cual podamos ejercer todas las funciones que desempeñábamos en nuestras oficinas.

Cada día se ve la necesidad que tienen los empleadores de buscar medios tecnológicos que nos permitan desarrollar nuestras actividades de una forma segura y rápida, por ejemplo, la automatización de servicios, a largo plazo es muchísimo más rentable para una empresa contar con sistemas automatizados que realicen actividades que antes hacia un empleado especialmente designado para eso. Muchos empleadores se han dado cuenta que es más barato trabajar a distancia para no tener que cancelar cada mes cuotas de arrendamientos por locales.

Actualmente, El Salvador está buscando familiarizarse con los distintos medios tecnológicos, sin embargo, hay temas como el de “firma electrónica” que deben de pulirse previo a optar por la automatización de algunos servicios. Vemos también que existe cierta renuencia por parte de las instituciones públicas a modernizar sus servicios de consulta de documentos e insisten en la idea de conservar archivos físicos que pueden ser consultados únicamente de forma presencial.

Para algunas empresas encaminarse al mundo del teletrabajo no es tan complicado por el rubro en el que se desarrollan les permite realizar todas sus funciones desde casa, pero para la mayoría de áreas de la economía es muy complicado tanto en industria (manufactura y construcción), servicios (transporte, gasolineras, distribución de alimentos, talleres, turismo, salones de belleza, servicios médicos necesariamente presenciales, etc.) y la agricultura. Para algunos de estos rubros, la alternativa más que el teletrabajo, sería la automatización, sin embargo, esto es polémico porque aquí sí se podrían perder muchos empleos.

Podría decirse que uno de los grandes retos a los que se enfrentan las empresas en este nuevo mundo en el cual, en lugar de tener reuniones presenciales tendremos videoconferencias, es el manejo de la data de la empresa. Es necesario que existan protocolos que garanticen la protección de la información que se maneja, que lo confidencial se quede confidencial y que no existan filtros de información que más adelante puedan afectar directa o indirectamente a la empresa.

Para nuestro país, el tema del “teletrabajo” fue prácticamente nuevo, tanto así, que antes de nuestra cuarentena aun no contábamos con una ley que desarrollara esta modalidad si no hasta el 20 de marzo de 2020 que fue aprobada, actualmente está pendiente de que se publique en el Diario Oficial, sin embargo, siempre se ha podido usar esta figura de mutuo acuerdo con el trabajador.

A raíz de esto, se vuelve interesante las fases que atraviesa una empresa con esta nueva metodología de trabajo. Primero se encuentran en una “zona gris”, en la cual todo es “prueba y error”, luego entran a la fase dos, que es cuando ya se tiene un mayor control, aquí es importante que el patrono tenga comunicación constante con sus equipos de trabajo, una buena forma de lograrlo es teniendo videoconferencias al final del día o de la semana para verificar el avance de pendientes. Es claro que aprender a liderar a la distancia no es tan sencillo como cuando se hacía de forma presencial, pero es aquí cuando el patrono debe ser capaz de explotar todos sus recursos para incrementar la eficacia y obtener resultados favorables.

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