En el mundo empresarial, el trabajo en equipo es esencial. Del mismo modo, cuando varias personas se unen para invertir y gestionar una empresa a través de acciones, la armonía y la dirección compartida son fundamentales. Aquí es donde entran en juego los acuerdos de accionistas.

Los acuerdos de accionistas se pueden considerar como el «manual de instrucciones» o «las reglas del juego» que guían cómo se debe operar una empresa entre los inversores. Imagina que varios amigos deciden jugar a un juego de mesa. Para asegurarse de que todos juegan con las mismas reglas y para evitar discusiones a mitad del juego, leen y acuerdan seguir el manual del juego. De manera similar, los acuerdos de accionistas son ese manual para las empresas. Estos acuerdos delinean cómo se toman decisiones, cómo se pueden vender acciones y cómo se manejan otros aspectos esenciales de la empresa. En resumen, proporcionan claridad y estructura a la relación entre los accionistas.

Ahora, uno podría preguntarse: «¿Por qué es tan crucial tener estos acuerdos?» La respuesta es sencilla: prevenir conflictos y asegurar un futuro estable para la empresa. Sin un acuerdo claro, los accionistas pueden encontrarse en desacuerdo sobre decisiones cruciales, como expandirse a un nuevo mercado o reinvertir las ganancias. Estos desacuerdos pueden llevar a disputas costosas, lo que puede desestabilizar la empresa. Al establecer desde el principio cómo se tomarán estas decisiones y quién tiene el control sobre ciertos aspectos de la empresa, los acuerdos de accionistas actúan como un salvavidas, asegurando que la empresa siga adelante sin importar los desafíos que surjan.

 

Objetivos principales de los acuerdos de accionistas

Cuando se establece una sociedad, el papel de los accionistas es crucial, ya que aportan el capital y, en muchos casos, la dirección estratégica. Sin embargo, con múltiples partes interesadas, es natural que puedan surgir diferentes opiniones y visiones. Los acuerdos de accionistas, en este contexto, son herramientas esenciales para proporcionar una ruta clara y directrices a seguir, garantizando el buen funcionamiento y la sostenibilidad de la empresa. A continuación, se detallan los objetivos principales de estos acuerdos: 

a. Asegurar una gestión y administración coherente de la sociedad  

Una empresa es similar a un barco en medio del océano. Sin una dirección clara, el barco puede quedar a la deriva o, peor aún, naufragar en medio de una tormenta. De la misma manera, sin una gestión y administración coherentes, una empresa puede enfrentar dificultades o incluso fracasar. Los acuerdos de accionistas establecen roles, responsabilidades y líneas claras de toma de decisiones. Esto garantiza que todos los accionistas estén alineados con una visión común y que la empresa tenga un rumbo definido.

b. Establecer mecanismos de solución a posibles conflictos entre accionistas  

Es natural que surjan desacuerdos en cualquier relación, y las relaciones empresariales no son la excepción. Sin embargo, lo que distingue a las empresas exitosas es cómo manejan estos desacuerdos. Los acuerdos de accionistas, al anticipar estos conflictos, establecen mecanismos claros y justos de resolución. Estos mecanismos pueden incluir mediación, arbitraje o incluso procedimientos judiciales, garantizando que los desacuerdos se resuelvan de manera oportuna y efectiva.

c. Proteger los intereses de accionistas minoritarios  

En muchas sociedades, existe una distinción entre accionistas mayoritarios y minoritarios. Sin la debida protección, los accionistas minoritarios pueden sentirse excluidos o, en el peor de los casos, ser objeto de decisiones injustas. Los acuerdos de accionistas, al reconocer esta dinámica, incorporan cláusulas que protegen los derechos e intereses de estos accionistas minoritarios, garantizando que su voz sea escuchada y que sus intereses estén salvaguardados. 

d. Regular la transmisión de acciones y derechos preferentes de compra  

El mundo empresarial es dinámico, y las estructuras accionarias pueden cambiar con el tiempo. Ya sea por la venta de acciones, sucesiones o nuevas inversiones, es vital tener directrices claras sobre cómo se transmiten las acciones. Los acuerdos de accionistas delinean el proceso de venta o transferencia, estableciendo, por ejemplo, derechos de preferencia para los accionistas existentes. Esto garantiza una transición ordenada y justa, protegiendo la estabilidad de la empresa y los intereses de todos los accionistas.

Los acuerdos de accionistas, en su esencia, proporcionan un marco estructurado y predecible para la administración y el control de una empresa. Al definir claramente los roles, responsabilidades y procedimientos, estos acuerdos facilitan un ambiente de trabajo colaborativo y productivo, asegurando el éxito y la longevidad de la empresa.

 

Aspectos clave que suelen regularse en los acuerdos de accionistas

Los acuerdos de accionistas son contratos detallados que buscan definir las reglas del juego entre los accionistas. Su propósito es estructurar la relación entre ellos y proporcionar un marco claro para tomar decisiones que puedan surgir en el curso de la actividad empresarial. Estos acuerdos, aunque variados en su contenido dependiendo de la naturaleza y las necesidades de cada empresa, suelen tocar algunos puntos esenciales:

 a. Reglas para la venta o transmisión de acciones  

Un accionista puede decidir vender o transmitir sus acciones por diversas razones: necesidad financiera, cambio estratégico, entre otros. Para garantizar una transición suave y proteger los intereses de la sociedad y otros accionistas, se establecen reglas claras. Estas pueden incluir el derecho de tanteo, que permite a otros accionistas comprar las acciones antes de que se vendan a terceros, o incluso restricciones sobre a quién se pueden vender las acciones.

b. Derechos de adquisición preferente o «drag-along» y «tag-along»   

Estas cláusulas garantizan que si un accionista mayoritario decide vender sus acciones, los minoritarios puedan acompañar en la venta («tag-along») o, inversamente, que si un accionista mayoritario vende, pueda obligar a los minoritarios a vender también («drag-along»). Estos mecanismos protegen y equilibran los intereses de ambas partes, garantizando la justicia y la equidad en las transacciones.

 c. Establecimiento de políticas de dividendos  

Los dividendos son una parte fundamental de la inversión en una sociedad. Los acuerdos de accionistas a menudo establecen políticas claras sobre cuándo y cómo se pagarán estos dividendos, asegurando que todos los accionistas reciban su justa parte de los beneficios de la empresa.

 d. Designación y remoción de administradores o directivos  

El liderazgo es esencial para el éxito de cualquier empresa. Definir cómo se nombrarán o removerán a los administradores o directivos es clave. Los acuerdos pueden estipular procesos, criterios o incluso listas predefinidas de candidatos.

 e. Procedimientos para la toma de decisiones estratégicas  

No todas las decisiones tienen el mismo peso. Algunas, como fusiones, adquisiciones o cambios significativos en la dirección de la empresa, tienen implicaciones profundas. Los acuerdos de accionistas pueden requerir mayorías especiales para estas decisiones, asegurando que se tomen con la debida consideración y consenso.

 f. Compromisos de confidencialidad y no competencia  

La información es poder. Los acuerdos de accionistas a menudo incluyen cláusulas que obligan a los accionistas a mantener la confidencialidad de la información sensible y a no competir con la empresa mientras sean accionistas y por un período definido después de dejar de serlo.

 

Estos aspectos, entre otros, forman la columna vertebral de los acuerdos de accionistas, proporcionando una estructura sólida y predecible para la operación y el control de la empresa. Aunque pueden parecer formales y detallados, su objetivo principal es garantizar que todos los accionistas, grandes o pequeños, estén protegidos y puedan trabajar juntos hacia el éxito común de la empresa.

 La relevancia jurídica de los acuerdos de accionistas

Los acuerdos de accionistas, más allá de ser herramientas de gestión interna y planificación estratégica, poseen una indiscutible relevancia en el ámbito jurídico. Estos documentos, a pesar de ser acuerdos privados entre las partes, interactúan con el marco legal y tienen consecuencias significativas en el mundo del derecho. Veamos algunos aspectos clave:

a. Validez y eficacia frente a la sociedad y terceros  

Un acuerdo de accionistas, correctamente elaborado y suscrito, tiene plena validez jurídica. Esto significa que las partes firmantes están legalmente obligadas a respetar y cumplir con lo acordado. Frente a la sociedad, el acuerdo dicta el comportamiento y las decisiones de los accionistas. Frente a terceros, si bien estos no fueron parte del acuerdo, en ciertos casos, pueden verse afectados por él, especialmente si el acuerdo es opuesto a ellos en registros públicos o si se trata de cláusulas relativas a la transmisión de acciones.

 b. Relación entre los acuerdos de accionistas y el ordenamiento jurídico aplicable  

Mientras que los acuerdos de accionistas son contratos privados, no existen en un vacío legal. Deben estar en armonía con la legislación y regulaciones vigentes. Por ejemplo, no pueden establecer prácticas que vayan en contra de la ley de sociedades o de la competencia. Es esencial que, al redactar estos acuerdos, se tenga un conocimiento profundo del ordenamiento jurídico pertinente para garantizar su validez y efectividad.

 c. Consecuencias del incumplimiento de estos acuerdos  

El no respetar un acuerdo de accionistas puede tener serias implicaciones legales. Estas consecuencias pueden variar desde sanciones monetarias hasta la exclusión del accionista incumplidor de la sociedad. Además, si un accionista siente que sus derechos, según el acuerdo, han sido infringidos, tiene el derecho de buscar reparación ante los tribunales. Las disputas relacionadas con estos acuerdos pueden ser costosas y perjudiciales para la empresa, por lo que es esencial que todos los accionistas estén bien informados y comprometidos con su cumplimiento.

La naturaleza y el alcance de los acuerdos de accionistas son vastos y su relevancia jurídica innegable. Sirven no solo como herramientas de administración y control, sino también como salvaguardas jurídicas que protegen los derechos e intereses de los accionistas. Su correcta implementación y adherencia no solo garantizan una gestión empresarial fluida, sino también un marco legal sólido y confiable para todos los involucrados.

 Recomendaciones para la redacción y negociación de acuerdos de accionistas

La elaboración de un acuerdo de accionistas es un proceso que requiere meticulosidad, previsión y experiencia. Un buen acuerdo no solo define las reglas del juego para la administración y control de la empresa, sino que también busca prevenir conflictos futuros entre los accionistas y proteger los intereses de la sociedad. A continuación, ofrecemos algunas recomendaciones clave para llevar a cabo este proceso con éxito:

 a. Importancia de contar con asesoramiento jurídico especializado  

La primera y quizá más esencial recomendación es buscar la ayuda de expertos en el campo del derecho corporativo. Estos profesionales poseen el conocimiento necesario para identificar posibles lagunas o ambigüedades en el texto, así como para asegurar que el acuerdo sea conforme a las leyes vigentes. Además, pueden ofrecer perspectivas basadas en experiencias previas, anticipando problemas comunes y proponiendo soluciones probadas.

 b. Cláusulas que no deben faltar  

Aunque cada acuerdo es único y debe adaptarse a las necesidades específicas de la sociedad y sus accionistas, hay ciertas cláusulas que suelen ser esenciales:

– Determinación de los órganos de decisión y sus competencias: Es fundamental definir quién tiene la autoridad para tomar decisiones en diferentes áreas, desde operaciones diarias hasta decisiones estratégicas. 

– Derechos y obligaciones de los accionistas: Estos pueden incluir el derecho a recibir información, el deber de no competir con la empresa, y cómo se manejarán las situaciones de conflicto de interés.

– Procedimientos de resolución de conflictos: Establecer mecanismos claros, ya sea mediante mediación, arbitraje u otros medios, para solucionar disputas entre accionistas.

– Reglas sobre la transmisión de acciones: Definir claramente las condiciones bajo las cuales las acciones pueden ser vendidas o transferidas es crucial para evitar malentendidos y disputas futuras.

c. Adecuación a la normativa local e internacional en materia societaria  

La normativa que rige las sociedades puede variar considerablemente de un país a otro. Si la empresa tiene operaciones en más de una jurisdicción, es vital que el acuerdo de accionistas esté en consonancia con las leyes de todas las jurisdicciones relevantes. Esto puede requerir adaptaciones o cláusulas específicas para garantizar que el acuerdo sea válido y ejecutable en todas partes. El incumplimiento de este punto podría resultar en el acuerdo siendo declarado nulo o inaplicable en algunos lugares, lo que pondría en riesgo los intereses de la sociedad y sus accionistas.

Al considerar estos consejos y recomendaciones, las sociedades pueden redactar acuerdos de accionistas que no solo sean robustos y claros, sino que también ofrezcan protección y previsibilidad para el futuro. Con la adecuada preparación y asesoría, estas herramientas legales pueden convertirse en pilares fundamentales para el éxito y la estabilidad de una empresa. 

Los acuerdos de accionistas son instrumentos esenciales en el mundo empresarial que, correctamente estructurados, tienen el poder de guiar el rumbo de una sociedad y asegurar su estabilidad a lo largo del tiempo. Estos acuerdos no solo definen las reglas internas para la toma de decisiones y el control empresarial, sino que también actúan como protectores de los intereses de cada accionista, ya sea mayoritario o minoritario. La clave de su eficacia radica en su adaptación a las particularidades de cada empresa y en su alineación con el ordenamiento jurídico vigente.

En un mundo empresarial en constante evolución, donde las relaciones entre accionistas pueden influir directamente en el éxito o fracaso de una empresa, contar con un acuerdo de accionistas bien elaborado es más una necesidad que un lujo. Es una inversión en el futuro, una preparación para los desafíos y una garantía de que, ante posibles disputas o diferencias de visión, existe un marco acordado que guiará la resolución.

Por tanto, para cualquier sociedad que busque prosperar en el panorama corporativo actual, es fundamental no solo tener un acuerdo de accionistas, sino asegurarse de que este sea claro, completo y conforme a las necesidades reales de la empresa y sus integrantes. Solo así se logrará un balance entre la autonomía y flexibilidad empresarial y la protección y seguridad jurídica que estos acuerdos prometen.

Rodolfo Salazar
Partner
Guatemala
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